Tras 57 años vuelven a habilitar el Transbordador de La Boca

La Ciudad recupera uno de sus símbolos, el transbordador Nicolás Avellaneda, que conecta la Boca con la Isla Maciel. Casi seis décadas después, el vagón colgante volverá a cruzar el Riachuelo como solía hacerlo en las primeras décadas del siglo XX.

La idea es que esta estructura móvil, que conecta la ribera porteña del Riachuelo con la Isla Maciel, vuelva a desplazar su barquilla de orilla a orilla trasladando transeúntes y vehículos como entre 1914 y 1960, ahora con la expectativa de potenciar la oferta turística de la zona Sur de la Ciudad.

El Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, ícono del barrio porteño de La Boca y uno de los ocho que quedan en pie a nivel mundial, volverá a funcionar tras permanecer más de medio siglo en desuso.

Su estructura, de 43,5 metros de altura, fue construida en partes en Inglaterra, trasladada en barco y armada en Buenos Aires. Conecta la avenida porteña Pedro de Mendoza, a la altura de Almirante Brown, con la avenida La Plata de la Isla Maciel, en Dock Sud, Partido de Avellaneda.

El tiempo hizo mella en el transbordador, sufrió abandono y deterioro; incluso hubo un proyecto para desarmarlo. Pero este símbolo, reconocido en el mundo entero, sobrevivió estoico. En 1999, el puente de La Boca y sus dos riberas fueron reconocidos como una unidad de identidad sociocultural y se la protegió como Monumento Histórico Nacional.

Es el único que queda en pie en América y forma parte de un exclusivo grupo de ocho similares en todo el mundo; uno España, tres en el Reino Unido, dos en Alemania y uno en Francia. Existe una iniciativa para que los ocho transbordadores sean declarados como Patrimonio de la Humanidad.

Hace cinco años, la Dirección Nacional de Vialidad inició la puesta en valor del puente para restaurarlo y conservar su estado original. La Fundación X La Boca y el Centro de Ingenieros elaboraron un manual de interpretación que facilitaron al organismo estatal. Hoy recobra vida el viejo puente de la Boca.

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